Reprogramación mental: cómo cambiar tus creencias limitantes, dominar tus procesos mentales y crear un cerebro radiante

JORGE BENITO

La forma en la que piensas, sientes y vives tu vida es el resultado de tu programación mental

Tu mente, de forma similar a una computadora, contiene programas que le indican a tu cerebro cómo debe procesar la información y cómo debe operar para producir resultados concretos.

Y esos programas mentales son tus creencias

Son las instrucciones que tu cerebro usa para filtrar los millones de bits de información que constantemente recibe y llevarte a pensar como piensas, sentirte como te sientes, comportarte como te comportas y vivir la vida que vives.

Pero cuando cambias tus creencias, tu cerebro cambia también, tanto a nivel funcional como estructural. Nuevas áreas son estimuladas, creas nuevas conexiones y empiezas a pensar diferente, sentir diferente, actuar de forma diferente y vivir una vida diferente.

En este artículo te voy mostrar cómo funciona. Vas a aprender las dos formas científicamente demostradas de dominar tus procesos mentales, estimular tu maquinaria neuronal, cambiar todas esas creencias inconscientes que te limitan y reprogramar tu mente.

Mente consciente y mente inconsciente

Lo primero que debes saber es que todos tus programas están alojados en tu mente inconsciente. 

Te pongo un ejemplo de un programa que tú ya tienes instalado: el programa “caminar.

Cuando quieres caminar ese programa se ejecuta en tu inconsciente. Tu cerebro recibe instrucciones muy detalladas de cómo mover las extremidades y las articulaciones, qué musculatura tensar y en qué momento, cómo mantener el equilibrio, cómo cambiar ritmos… Y todas esas instrucciones suceden automáticamente, tú no tienes que pensar en nada. El algo que sucede por sí mismo.

Es como si tu mente hiciera doble click en el icono del programa caminar y, tras ello, obtienes un resultado: caminas.

Y en el caso de caminar, estamos hablando de un programa corporal. Un automatismo que tu cuerpo realiza sin esfuerzo.

Bien, pues lo mismo sucede con tus programas mentales. 

Son programas que cuando se ejecutan le indican a tu cerebro qué tiene que hacer automáticamente para producir un resultado concreto.

Y esos programas mentales son tus creencias.

Por ejemplo, puede que tengas el programa “ganar dinero es muy difícil”, el programa “no hago nada bien” o el programa “algo malo está a punto de suceder”.

Estos programas contienen instrucciones muy detalladas que le ordenan a tu cerebro a producir ese resultado que el programa dicta. 

• El programa “ganar dinero es muy difícil” te lleva a la escasez y la carencia.

• El programa “no hago nada bien” te lleva a la baja autoestima.

• Y el programa “algo malo está a punto de suceder” te lleva a la preocupación patológica, la ansiedad y la negatividad.

Tu cerebro no tiene más remedio que seguir las instrucciones dictadas por tus creencias inconscientes.

Esos programas están ahí para producir resultados muy concretos cada vez que se ejecutan. Tú no piensas en el resultado. Tu inconsciente se encarga de todo para producirlo sin que tú te des cuenta.

Así que si tu vida no es lo que tú quieres que sea, es muy posible que el problema esté en los programas. Tus creencias.

Si quieres cambiar el rumbo de tu vida tienes que cambiar tus creencias. Tienes que reprogramar tu mente.

Y tú puedes hacerlo. Puedes dirigir este proceso.

¿Cómo?

Aprendiendo a reemplazar todos esos programas que te están limitando por una programación mental alineada con tu visión de vida.

Creando una nueva programación que modifique tu percepción e interpretación de la realidad, tu pensamiento, tus sentimientos, tu comportamiento y tus resultados.

Tus programas mentales son tus creencias. La clave para reprogramar tu mente, por lo tanto, es cambiar tus creencias.

Repetición consciente

Aunque tus programas mentales están alojados en tu mente inconsciente, para instalarlos tienes que hacerlo desde la mente consciente. 

Tienes que enfocar tu atención con plena conciencia y repetir con voluntad e intención.

Antes te ponía el ejemplo de caminar. Bueno pues antes de instalar este programa en tu inconsciente, tuviste que descargarlo con repetición consciente.

Tus primeros pasos los dabas con mucho cuidado y enfocando toda tu atención, toda tu conciencia. Estabas plenamente presente. Ahora este pie, ahora el otro, pasito a paso.

Cada pasito le iba entregando nueva información a tu mente y a tu cerebro.

Y con repetición descargaste el programa caminar. Codificaste esa información en tu arquitectura cerebral, y qué bueno porque así ya no tienes que hacer ese gran esfuerzo de atención de mirar dónde va cada pasito. Ahora puedes caminar sin tener que dedicarle ningún recurso cognitivo.

Y te ahorras tener que aprenderlo una y otra vez.

Bueno pues este es el mismo proceso para descargarte cualquier programa mental.

Atención y repetición.

Tu programación mental es el resultado de la información que le entragas con mayor frecuencia a tu cerebro porque enfocas tu atención ahí con mayor asiduidad.

Si quieres reprogramar tu mente, debes entregarle a tu cerebro información nueva, poner toda tu atención ahí, y repetir, repetir, repetir.

¿Cómo haces esto?

De dos formas.

La primera es dándole información a tu cerebro a través de los sentidos, lo que nos llega de afuera. A esto lo llamamos conocimiento. Un libro, un vídeo, un curso, una conversación, una experiencia…

Y la segunda es recibir información del pensamiento. Y a esta información que nosotros mismos generamos lo llamaremos intención.

Conocimiento e intención.

Tu cerebro no distingue entre el conocimiento exterior y lo que intencionalmente creas desde dentro con tu mente.

No conoce la diferencia entre lo que te llega de afuera a través de los sentidos… y lo que te llega de la propia mente con tus pensamientos, tus recuerdos y tu imaginación.

Por eso la mejor forma de reprogramar tu mente es lograr la maestría de ambas formas de reprogramación.

Vamos a verlas por separado.

La información exterior

La información que recibimos de afuera, el conocimiento, es muy fácil de adquirir. De hecho estamos en el mejor momento de la historia para obtener conocimiento. Nunca antes tuvimos un acceso tan abundante e inmediato a conocimiento especializado de todo tipo. 

El problema de esta saturación de la información es que resulta tremendamente difícil saber cómo escoger la que necesitas.

¿Qué hago yo para seleccionar la información más útil? Enfocarme en la fuente de esa información. De quién la recibo. 

Hoy en día internet está lleno de gente que te promete enseñarte cosas que ellos nunca han logrado y te juran que te ayudarán a ser lo que ellos nunca han sido.

Cuando selecciono información, siempre me pregunto: ¿esa persona ya logró lo que yo quiero  lograr? ¿Ya se convirtió en quien yo quiero llegar a ser?

El mentor perfecto es esa persona que ya conquistó en sí mismo eso que quiere transmitirte a ti. Y yo soy muy cuidadoso con esto. Reconozco que hasta soy un poco desconfiado. Pero una vez que admiro a esa persona porque he comprobado su integridad, me centro en recibir toda la información que esa persona me ofrece. Consumo todo el conocimiento que comparten, y lo hago repetidamente. Repetición consciente.

El conocimiento que me transmiten va modificando mis esquemas mentales, la forma en que percibo mi vida y mi propio comportamiento.

Y me acercan a esos logros que ellos ya obtuvieron.

La información interior

Y la segunda forma es la información que te llega de dentro, la información autogenerada mentalmente por tu intención.

¿Qué puedes hacer para controlar la información autogenerada?

Tienes que aprender a controlar intencionalmente tus procesos de pensamiento. Así es como adquieres el pleno dominio de la información que tu cerebro recibe.

Cada pensamiento que pasa por tu cabeza transporta información por los distintos circuitos de tu cerebro y lo modifica en tiempo real. Con cada pensamiento, las neuronas aprenden a conectarse y crear nuevos circuitos. 

Y la única forma de controlar este proceso intencionalmente es dominar tu atención.

Atención e intención van de la mano.

Cuando no tienes dominio intencional de tu atención, como le suele suceder al 95% de la gente, tu cerebro siempre va a llevarse esa energía mental hacia aspectos de tu vida que te preocupan y te causan miedo. Aspectos negativos.

Se va a poner a darle vueltas y vueltas a pensamientos que te angustian. Recuerdos dolorosos, cosas que puede que pasen y que te dan miedo…

Y tu mente se queda ahí dando vueltas y vueltas porque como no tienes dominio de tu atención. No sabes cómo salir de ese laberinto mental.

¿Y sabes qué sucede cuando tu atención está la mayoría del tiempo en toda esa negatividad? 

Como todos esos pensamientos son información para tu cerebro, se van a integrar en tu red neuronal. Tu cerebro va a consolidar sinapsis, va a reforzar las conexiones neuronales de la negatividad, va a crear circuitos especialmente poderosos que atrapan tu atención en esa basura mental y tú vas a seguir pensando más y más de lo mismo. 

Vas a crear un cerebro programado para estar siempre rastreando amenazas. Te vas a pasar la vida en la ansiedad, el agobio y la preocupación.

Pero cuando dominas tu atención, puedes sacar a tu mente de esos bucles de negatividad y reactividad ansiosa, y puedes decidir dónde enfocarte intencionalmente.

Al enfocarte en otros aspectos de tu realidad que tú escoges, creas un nuevo cerebro y reprogramas tu mente.

Tu atención intencional hace que nuevas neuronas se conecten para asegurar una comunicación fluida y eficiente, y con repetición esas neuronas van afianzando sus enlaces electroquímicos. Y así es como poco a poco tu mentalidad cambia por completo.

Tu mente deja de enfocarse en los aspectos negativos de tu vida y comienza a orientarse hacia el crecimiento.

La mejor forma de entrenar tu atención es practicar meditación mindfulness. El mindfulness es un entrenamiento de la atención muy sencillo y que solo lleva unos minutos al día. 

En cuanto empieces a practicar a diario vas a darte cuenta de que recuperas tu capacidad de dominar tu atención, y vas a notar que puedes salir fácilmente de toda esa reactividad mental que le entrega información negativa a tu cerebro y enfocarte intencionalmente en donde tú decides.

Y si quieres que yo te guíe, te doy dos opciones. 

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